Viajamos al parís del siglo XIX para descubrir las relaciones del arte con el movimiento Rosacruz. Allí nos centramos en un personaje ocultista, Joséphin Péladan, que llevó a la práctica sus ideas estéticas a través de una serie de exposiciones conocidas como los Salones de la Rosa+Cruz en la década de los ’90 del siglo XIX. Lo hacemos con Pedro Ortega, autor de ‘Arte y sociedades secretas’, un libro publicado por la editorial Archivos Vola.
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Arte y sociedades secretas en Luces en la oscuridad
Pedro Ortega, ingeniero, historiador del arte, Doctor en estética, gestor cultural, director de la revista académica Herejía y Belleza y autor de Arte y Sociedades Secretas, Péladan y los Salones De la RosaCruz, de Archivos Vola. Durante el siglo XIX, las teorías de Darwin, los avances científico-técnicos y la aparición del socialismo provocaron una crisis religiosa que derivó en el auge del ocultismo tal y como lo conocemos hoy. Pero, ¿cómo se sirvieron, del arte, las sociedades secretas?¿quién fue el misterioso Josephin Péladan?¿cómo surgieron las órdenes rosacruces?¿cuáles fueron los artistas más destacados de este movimiento? Pedro Ortega nos responde a estas y otras cuestiones.
Una crucificada en las Descalzas Reales
De nuevo he tenido el placer de participar en el programa Hoy por Hoy Madrid de la Cadena Ser de la mano de Nacho Ares. En esta ocasión nos dirigimos al monasterio de las Descalzas Reales en pleno corazón de la ciudad. Y es que lo que pocos saben es que allí tenemos la representación de una monja crucificada. Se puede ver en la sala capitular.
Esta extraña representación está basada en un libro llamado Manual del Alma cristiana que expone la vida recta que debe llevar un devoto. Tiene los ojos vendados, un candado en la boca, una vela en una mano, el gusano de la conciencia en un costado y un pie con un grillete. De cada parte del cuerpo sale una filacteria que nos indica los mensajes de la rectitud moral.
Vikingos
Intervención de Pedro Ortega en el programa Ventana al Más Allá en el que habla de la revista Mistérica Ars Secreta dedicada al mundo de los vikingos. Pedro repasa algunos temas mitológicos como el mundo de los dioses con Odín a la cabeza o las poderosas mujeres conocidas como Valquirias y que llevaban a los guerreros caídos al Valhalla. Se trata también el tema de las runas, el alfabeto mágico utilizado por los hombres del norte.
Desde el punto de vista artístico, Pedro habla sobre el cuadro El sacrificio del solsticio de invierno de Carl Larsson, un mural gigantesco que se puede contemplar en la escalinata del Museo Nacional de Estocolmo.
Si quieres profundizar en el tema, puedes encontrarlo en la revista Mistérica Ars Secreta n.º 11.
El culto mitraico en Aquincum

En el siglo I d. C., las legiones romanas llegaron a la frontera del Danubio, en concreto a la región conocida como Panonia, y allí fundaron la ciudad de Aquincum, en las proximidades de la actual Budapest. Se trataba de un asentamiento de soldados que, entre otras religiones adoptadas por el imperio, practicaban el culto mitraico que provenía de Persia y del que poco sabemos. Los conocimientos se transmitían entre sus adeptos de forma oral y secreta (se denominan «misterios»), razón por la cual conservamos muy pocos vestigios y apenas textos escritos sobre esta creencia. Por todo ello, Mitra y el mitraísmo siguen guardando aún hoy muchas incógnitas.
El origen del culto mitraico
La primera referencia que tenemos sobre un dios llamado Mitra data del siglo XIV a. C. y procede de la región del reino de Mitanni, en el norte de la actual Siria. Esta es la primera pista para descubrir a una deidad indoirania que se desarrolló en la India védica y evolucionó a lo largo de Asia Central en el período aqueménida, durante la primera mitad del primer milenio antes de nuestra era. A partir de ahí, continuó su desarrollo con la expansión de Alejandro y los seléucidas, para asentarse definitivamente en los reinos helenísticos de Asia Menor y parte de Asia Central. Más tarde, aproximadamente en el siglo I d. C., el culto mitraico se transformó para convertirse en uno de los más importantes del Imperio romano. Aquí surgen varias preguntas a las que los historiadores todavía no han podido dar respuesta: ¿cómo se introdujo esta religión en el Imperio romano?, ¿cómo se convirtió en un credo mistérico?
Los hechos constatados nos indican que las legiones romanas destacadas en Persia trabaron conocimiento de una deidad de carácter solar, la cual parecía ofrecerles una serie de fundamentos que casaban perfectamente con los valores y estructura del ejército romano. Se trataba de una religión únicamente masculina, con estructura jerárquica similar a la escala militar. Cada adepto debía ir superando pruebas y adquiriendo una serie de conocimientos, transmitidos oralmente de maestro a alumno, para ascender en el escalafón, lo cual es similar a la organización soldadesca. Por otra parte, Mitra se identificaba con el dios Sol, ya presente en algunos cultos imperiales (concretamente, en Roma se celebraba el día del Sol Invictus el 25 de diciembre), por lo cual ya les era familiar. Además, esta deidad ofrecía valores propios del guerrero: honor, palabra, compromiso y fidelidad. Otro aspecto importante del mitraísmo era que, a diferencia de las religiones del imperio, prometía la vida más allá de la muerte.
“Mitra se identificaba con el dios Sol, ya presente en algunos cultos imperiales (concretamente, en Roma se celebraba el día del Sol Invictus el 25 de diciembre)”
De ese modo, esta creencia adquirió un notable desarrollo en el seno de las legiones romanas; por ello estuvo presente fundamentalmente en los límites del Imperio, donde se asentaba el ejército. Es el caso de Aquincum, junto al Danubio (una frontera relativamente tranquila). Además, dicha ciudad era elegida por muchos soldados ya licenciados como lugar de retiro. Ambos hechos la hicieron muy propicia para la implantación del mitraísmo.
Las huellas del mitraísmo en Aquincum
Los primeros vestigios de la presencia de esta religión mistérica en la región de Panonia se remontan al siglo I d. C. En concreto, el primer hallazgo arqueológico de esta provincia es un altar con una inscripción, el cual fue encontrado en la ciudad de Poetovio (la actual Ptuj, Eslovenia). Sin embargo, la veneración a Mitra llegó a la ciudad de Aquincum en una etapa posterior, a finales del s. II y comienzos del III d. C. Sabemos de su importancia por la presencia de lugares de culto situados en la parte más importante de la ciudad.

La religión mitraica se practicaba en unos lugares muy concretos: los denominados «mitreos». Se trataba de estancias de planta rectangular, normalmente subterráneas. No eran espacios muy grandes, pues acogían como máximo a cincuenta personas. La techumbre estaba abovedada y en ella se pintaban estrellas para simular el cielo nocturno. A los lados se situaban dos bancadas corridas donde se sentaban los fieles. En medio del corredor, se solía situar un altar con la imagen más importante: la tauroctonía o representación de Mitra matando un toro, dotada de una serie de elementos que detallaremos posteriormente. En la pared del fondo, podía ubicarse una pintura o escultura con alguna otra escena de la vida del dios, como su nacimiento.
En la zona central de Aquincum (la que actualmente acoge el museo), se han hallado dos mitreos: el de Marco Antonio Victorino y el de Sinforosio. Ambos están derruidos y solo podemos apreciar los basamentos, asientos y divisiones en zonas. El más importante de los dos es el primero. Se encuentra en el vecindario más céntrico y forma parte de la casa de Marco Antonio Victorino, un prohombre de la ciudad. La residencia está aterrazada y el mitreo está unido a ella como una dependencia semienterrada. tiene acceso por el este y consta de tres estancias conectadas entre sí, la primera de las cuales es una pequeña capilla dedicada a Mercurio. Se han hallado en el interior algunos altares a Mitra donde figura el nombre del donante, a buen seguro líder de la congregación. Además de la tauroctonía, siempre presente en los mitreos, aquí se ha encontrado una estatua del dios naciendo de la roca; una representación bastante singular.
Muchos de los restos arqueológicos de origen mitraico se encuentran en el Museo Nacional de Hungría. Entre ellos podemos destacar diversas representaciones de la tauroctonía realizadas respectivamente en mármol (vinculadas al culto en el interior de los mitreos), en arcilla (para uso doméstico) y en bronce (probablemente para algún tipo de rito ceremonial). En concreto, la placa de bronce que se encuentra en dicho museo es muy significativa por su riqueza iconográfica. Destaca en ella la profusión de personajes, así como la presencia en la franja inferior de siete cabezas rodeadas por un círculo (que simbolizarían los siete grados de iniciación al culto de esta religión mistérica). En la parte posterior encontramos, además, el busto de Sol, la deidad solar.
Tenemos también diversos altares con inscripciones sobre Mitra. podemos destacar una placa datada entre 250 y 270 d. C. donde es posible leer: «A la invencible deidad solar: ¡Mithras! Antonius Veranus, un muy cortés padre, que felizmente ha erigido [esta placa] en su estado». Aquí el apelativo «padre» significa el más alto nivel dentro del escalafón de la iniciación mitraica.
La tauroctonía

Es la imagen fundamental e identitaria del mitraísmo occidental. Representa el momento en que Mitra apuñala un toro en el costado. Se le personifica como un joven que lleva una capa o clámide y porta el gorro frigio (originario de Persia). Unas veces se le muestra vestido y otras desnudo. Además, en la escena aparecen otros motivos importantes: un perro que lame la herida del toro, un escorpión que quiere pellizcar los testículos del animal, una serpiente que se arrastra por el suelo, un cuervo que se dirige a Mitra, y a veces también un león. A ambos lados es frecuente observar la presencia de dos personajes con antorchas: Cautes y Cautopates. Esta escena es tremendamente llamativa y sorprendente por su riqueza iconográfica, pero el gran problema es que no conservamos textos litúrgicos u otras fuentes que aclaren el significado de este paradigmático conjunto.
“[La tauroctonía] es la imagen fundamental e identitaria del mitraísmo occidental. Representa el momento en que Mitra apuñala un toro en el costado”
Los historiadores han ofrecido dos interpretaciones: una naturalista, que nos dice que su simbolismo es el sacrificio de un animal a modo de regeneración de la creación (quizá relacionado con otras deidades como Deméter y Perséfone); otra de carácter astrológico implicaría que la representación corresponde a un acontecimiento celeste concreto, el cual bien podría ser el solsticio de invierno (cuando las horas del sol empiezan a aumentar y los días van siendo más largos). Esta segunda teoría se sustenta en la figuración del Sol y la Luna, así como de otros dioses que simbolizan planetas, como Saturno, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus. A veces aparecen también figuradas las doce constelaciones del zodíaco.
Declive del mitraísmo
El mitraísmo llegó a su apogeo en 274 d. C., cuando el emperador Aureliano lo convirtió en religión oficial del Imperio. Pero esta situación no iba a durar mucho, puesto que en esa época comenzó el declive de Roma: los bárbaros empezaron a conquistar las fronteras, donde más había arraigado este culto mistérico. Otro factor importante fue el auge del cristianismo, que sincretizó algunas de las características del culto mitraico. finalmente, fue desplazado al elevar el emperador Teodosio el cristianismo a la categoría de religión oficial y única, apartando el culto a Mitra. Para conocer más en profundidad la relación entre este culto mistérico y el cristianismo, véase la entrevista al catedrático Antonio Piñero en Mistérica Ars Secreta n.º 1.

Así pues, se puede considerar que Aquincum fue una de las ciudades más importantes para el culto mitraico; aparte, claro está, de la propia Roma. Su condición de ciudad periférica y habitada fundamentalmente por legionarios permitió el desarrollo del mitraísmo proveniente de Persia. Mucho queda aún por estudiar sobre este intrigante credo, a falta de encontrar nuevas fuentes que puedan desvelarnos su simbología y todos los secretos de esta importante religión mistérica.