
Nos encontramos en la antigua Acrópolis de Atenas, que era el lugar más importante de esta ciudad griega, sin duda la más importante de la época clásica. Y allí tenemos el Partenón, el templo griego más importante de todos y el emblema por excelencia que conocemos e identificamos con la antigüedad griega.
El Partenón está dedicado a la diosa Atenea, protectora de la ciudad de Atenas. Cuando fue construido, en sus frontones se representaron el nacimiento de Atenea en el oriental y la lucha entre Atenea y Poseidón por el dominio del Ática en el occidental, además de la procesión de las Panateneas en el friso que rodea a todo el edificio, todas ellas obras del gran escultor Fidias.
En su interior se encontraba una estatua gigante de esta diosa, que hoy se ha perdido, y que estaba realizada con oro y marfil, por lo que se conocía con el apelativo de crisoelefantina.
Con el paso de los siglos el Partenón ha sufrido numerosos avatares: fue iglesia bizantina, iglesia latina y también mezquita musulmana. En 1687, bajo el dominio turco, el Partenón fue utilizado como depósito de pólvora. Las tropas venecianas que asediaban Atenas lanzaron un cañonazo que cayó en el Partenón y causó una enorme explosión que destruyó gran parte del monumento.
A partir de aquí continuó el proceso de deterioro y erosión, hasta que en el siglo XIX, el Partenón fue expoliado por los ingleses: Lord Elgin decidió quitar la mayor parte de la decoración escultórica que quedaba del monumento (frisos, metopas, frontones) y trasladarla a Inglaterra para venderla al Museo Británico, en donde hoy se exhiben. La fachada occidental del Partenón está conservada relativamente intacta pero la oriental se ha perdido.

Y es aquí donde va a empezar la relación con Madrid. La cuestión es que la decoración del frontón oriental del Partenón que se perdió, no sabemos a ciencia cierta cómo podría haber sido. Como sabemos, representaba el nacimiento de la diosa Atenea, patrona de Atenas pero no qué personajes aparecían y cómo estaban representados.
Pues bien, en el Museo Arqueológico Nacional tenemos una pieza que podría servir para hacernos una idea de cómo fue originalmente ese frontón perdido. Se trata de la parte superior de un pozo conocido como el «puteal» de la Moncloa.
Si quieres saber más…
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